En este viaje tuve la oportunidad de asistir a una charla que dio Bo Peabody a un grupo de emprendedores en una incubadora. Una de las diferencias es que allí no se respiró mas que admiración y ganas de aprender de el, cero espacio reservado para la envidia o el pensar que no se lo merece, o «a quien habrá engañado este» que se ve muchas veces en nuestra comunidad.
Nada que no hubieran dicho muchos de los que han montado empresas en España o de los inversores que todo el mundo tiene en la cabeza. El discurso es el habitual.
Pero lo que si aprendí de el es como se plantea el tema del ego en los emprendedores.
Si tu ego es cero es muy probable que tengas pocas probabilidades de llevar al éxito tu proyecto.
Si tu ego es descomunal es muy probable que tengas pocas probabilidades de llevar al éxito tu proyecto.
¿Y entonces? La respuesta que yo me daba hasta ahora es que hay que tener la parte justa de ego, y lo que aprendí en su charla y en su libro «Lucky or Smart» es que lo adecuado es tener a veces cero ego y a veces un ego descomunal.
Ayer me decía una amiga y gran escritora que «la vida es siempre mas pequeña que los sueños» y tiene razón, pero a veces igual que con el ego no siempre la razón es el mejor consejero.
Es verdad q la vida es más pequeña q los sueños, pero emprender es no aceptar esa verdad y vivir como si fuera a ser al revés cc @BrunaHusky
— Agustin Cuenca (@agustincnc) June 26, 2013
IMHO a veces la razón no debe primar nada y en un proyecto empresarial hay que hacer cosas que no son nada razonables, que son auténticas locuras.
¿Entonces? Pues lo mismo que dice Peabody para el ego: a veces mucha irracionalidad, y a veces mucha racionalidad y análisis.
Supongo que el secreto del éxito radica en ser capaz de combinar Ego y Razón en las dosis adecuadas en el momento adecuado.
PS: Por cierto, IMHO sin duda mejor Lucky que Smart, pero eso es otro post 😉