Todo el proyecto en Kenia se construyó partiendo de la confianza ciega y sin razones en Lydia Wanja. No la conocía así que era un verdadero canto al sol. Cuando te planteas hacer algo tan lejos es imposible tenerlo todo controlado, así que en su momento decidimos confiar en ella. Y ha sido un acierto. Lydia y Samuel tienen el proyecto en una situación legal por encima de la media y cuentan ademas con el respaldo de los responsables de educación de sus «distritos» (como provincias).
El sistema legal de Kenia se parece mucho al inglés (es una mezcla del Inglés mas el Indio) y cuenta con la facilidad de que cualquiera puede montar una actividad económica, como propietario único, y es así como están montados los dos proyectos. Pero después de visitar dos abogados y varios funcionarios queda claro que es necesario montar una compañía, sobre todo porque al igual que España, es la manera de proteger los activos personales y poner en riesgo solo el capital aportado. (Ojo los cientos de autónomos que no distinguen entre el patrimonio de la empresa y el personal).
La legislación de Kenia impide la compra de terrenos por parte de extranjeros, solo se pueden obtener alquileres a largo plazo (99 años) con el gobierno que luego hay que renovar (o no 😉 ).
Así que la decisión que hemos tomado es que Lydia y Samuel montarán una empresa y luego podré comprar una parte de la empresa.
Como en España (sic !!!) esto no se puede hacer en 48 horas, así que este proceso nos va a llevar unas semanas.
Una vez montada la empresa y con el capital disponible, en Kenia existen los que creo que son equivalentes al «crédito promotor» español, así que pediremos uno para acabar de financiar la compra de la parcela y empezar la construcción del internado («boarding facilities»).
Internet mola, pero la verdad es que venirse hasta aquí hace que las cosas estén mucho mas claras y sea mas fácil decidir.