El último barómetro del CIS dice que el tercer problema (después del paro y la crisis económica) es la clase política y los problemas de corrupción. Y yo no comparto ese sentimiento de la mayoría de los españoles.
La clase política que tenemos (sin que sean de mi gusto) no son mas que un reflejo de lo que somos, y aunque es una postura nada novedosa intentaré resumirla en que:
- Yo he podido leer y conocer todo lo que quería de los partidos y opciones políticas disponibles.
- Yo puedo expresar lo que pienso sin coacciones.
- A mi nadie me ha dicho lo que debo votar, yo lo he hecho siempre en libertad (antes del 77 no tenía edad 😉 ).
Creo razonable asumir que también es el caso de todos los demás. Hemos elegido lo que hemos querido, y si no los hubiéramos votado no estarían donde están. Todos aceptamos colectivamente esos comportamientos, muy probablemente porque cerca de nosotros también los aceptamos. Los problemas que vemos ahora nacen de nuestra manera de pensar, nacen cuando:
- Nos llevamos los bolígrafos de la oficina,
- No respetamos una norma que nos hemos dado entre todos,
- Toleramos a los que hacen algo mal en nuestro entorno,
- Nos escaqueamos, y nos reímos del que no se escaquea
Si en nuestros valores, en lo que nos ayuda a decidir lo que esta bien y lo que no, estos comportamientos no tuvieran cabida, entonces los políticos no serían lo que son, y la sociedad no sería como es.
Pero, claro, ¿quien tiene el techo de cristal?, ¿quien es capaz de comportarse siempre de esa manera? y por tanto: ¿quien se atreve a decir que el que se escaquea lo hace mal?….
El resultado es que ninguno de nosotros se atreve a decir que tenemos que cambiar nuestros valores, que tenemos que aceptar que en parte es nuestra responsabilidad.
Y aquí es donde caemos en la trampa, aquí es donde nuestro cerebro prefiere mirar para otro lado porque:
- Es muy poco lo que yo puedo hacer,
- Lo que yo haga no servirá de nada,
- Si no lo hago yo lo hará otro, y
- Ademas lo hace todo el mundo, no voy a ser yo el único pardillo
Y además no vivir de acuerdo a los valores a corto plazo es muy rentable, (te llevas los bolis a casa gratis, pillas un contrato público, o no contratas a la gente en condiciones adecuadas,….) . Ya estamos en la trampa, en un circulo vicioso:
- Para cambiar las cosas hay que cambiar los valores,
- Para cambiar los valores hace falta mucho esfuerzo y tiempo
- Ahora no tenemos tiempo, y no nos gusta esforzarnos
- No hacemos nada por cambiar y eso hace que cada vez sea mas difícil cambiarlos,
y entonces sobrevivimos en el corto plazo pero arruinamos el largo plazo. Quizás ahora estamos pagando la falta de foco en el largo plazo.
Pero yo no me rindo, y creo que debemos hacer algo por cambiar los valores de la sociedad. No pretendo saber cuales son los adecuados, ni como hacerlo, pero si tengo claro que si no cambiamos de valores el problema no se va resolver.
Hola, Agustín.
Totalmente de acuerdo, pero para cambiar los valores antes habría que (y valga el juego de palabras) valorar los valores. Si algo no tiene valor (o es muy bajo) para la sociedad ésta no luchará por defenderlo ni luchar por ello.
Saludos,
Sergio
Tampoco me rindo.
Gracias por el comentario, estoy de acuerdo contigo. Tampoco tengo muy claro cuales son esos valores, pero lo importante es ponerse a buscarlos.
No puedo estar más de acuerdo, déjame compartir esta anécdota:
Estaba aquí en Boston cuando en junio pasado escuchando la Eurocopa por la radio en el laboratorio escuché al conductor del programa decir «a los chavales que mañana tienen selectividad, suerte y que no os pillen la chuleta», lo que fue recibido con risas unánimes por parte de todos los comentaristas.
Me quité los cascos y lo comenté con los compañeros (esto es la ONU, tenemos 14 nacionalidades en 25 personas): los americanos y europeos «del norte» no daban crédito a que la copia estuviese extendida entre los estudiantes, los asiáticos decían que si se puede se copia, pero que nunca se dice, y menos en un medio público.
Obviamente está incluído en eso que dices de «no respetar las normas que nosotros mismos nos damos», pero quería resaltarla, por ser parte del proceso educativo.
Agustín,
no puedo estar mas de acuerdo contigo que la crisis actual es una crisis de valores y que a causa de esta hemos llegado a la crisis económica, política, energética… todas las que se te ocurran.
Pero creo que en España hace falta un pequeño gran cambio a nivel de estado para que un posible cambio de valores tenga efecto y no se vea dinamitado. El concepto de democracia que se aplica aquí es una versión maligna y corrupta de la idea original. Necesitamos que el poder judicial, legislativo y ejecutivo estén completamente separados para que los listos que quieren salir de lo que está bien no se vayan de rositas.
Como le puedes pedir a la gente un cambio de valores cuando ven que ni un solo político (o banquero, o… ) de este país ha ido a la cárcel o devuelto el dinero robado. Creo que ese cambio es imprescindible. El resto dependerá de nosotros mismos, ya sin excusas.
Me parecen fantásticos este tipo de posts donde se anima a la gente a defender sus creencias y luchar por lo que está bien en lugar de buscar solo culpables en los demás.
Hola Gabi,
Yo no creo que el cambio que tu propones, con el que yo estaría de acuerdo sea posible, sea posible sin antes haber cambiado nuestros valores. En teoría el sistema que tenemos esta consagrado a esa independencia, y si no lo es, es probablemente porque lo toleramos.
Yo no creo que podamos esperar que los «referentes» cambien si antes no hemos cambiado. A mi me parece que parte del problema es que aceptamos que «como ellos son así, yo no tengo obligación de ser de otra manera».
Yo no creo que nuestros «referentes» deban cambiar antes que nosotros, sino que el marco por el que se mueven nuestros «referentes» debe cambiar a la par que nuestros valores.
Y la teoría de la independencia del sistema es eso, teoría. La cúpula del poder judicial la deciden los políticos (los que solo legislan y los que también ejecutan) y los que ejecutan también puede legislar de forma impositiva ( decreto ley ). Vamos que los que ejecutan tienen la sarten por el mango. Y como tu muy bien dices, es así porque lo permitimos.
En cualquier caso yo siempre he pensado que una persona con sus actos puede alterar su entorno para bien o para mal. Si cada uno de nosotros hiciera lo que cree que debe hacer (independientemente de lo que hacen los otros) seguro que todo iría mucho mejor. Es algo que llevo muchos años aplicando y es algo que me gustaría enseñar a mi hijo.
Comparto que el cambio tiene que ser a la par, pero el de sistema me queda demasiado lejos, así que voy a intentar empezar por el que puedo por muy pequeña que sea mi contribución.
Somos mas los que pensamos, como dices tu, que cada uno debe hacer lo que «debe hacer», lo que todavía no entiendo es porque siendo mayoría luego no se nota.
Gracias por tus comentarios.