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Valores y emprendedores

Los emprendedores que yo admiro no se mueven por dinero, IMHO, emprender nace de la combinación de dos cosas:

  • La necesidad de «ganarse la vida»
  • La necesidad de hacer las cosas de forma diferente, probablemente porque has visto algo que los demás no han visto.

Los emprendedores que yo admiro tienen pasión por hacer las cosas bien, generan «buen rollo» en su entorno, buscan construir un proyecto en el que la gente pueda crecer, muchos tienen  preocupación  por ayudar a los demás.

Los emprendedores que yo admiro generan valor, y con ese valor generado generan riqueza, pagan impuestos, generan puestos de trabajo y en algunos casos si tienen suerte generan un cambio en su entorno.

Los emprendedores que yo admiro apuntan a problemas que son casi imposibles de resolver con los recursos que tienen, no cejan en el empeño de resolverlo a pesar de que todos les dicen que no se puede, que no merece la pena, que es demasiado difícil.

Los emprendedores que yo admiro cuidan a la gente que tienen a su alrededor, cuidan su familia, cuidan a los que trabajan con ellos, y saben que ayudar es rentable a largo plazo. Siempre están dispuestos a ayudar a otro.

Los emprendedores que yo admiro piensan a largo plazo, son capaces de sacrificar el corto plazo (en horas de trabajo, en dinero, en esfuerzo) por conseguir un bien mayor.

Yo no se si estos son los valores adecuados, o si son los mejores, pero algo me dice que con estos valores podríamos cambiar las cosas y construir una sociedad mejor y mas justa.

 

Innovadores que no innovan

Hoy he tenido una reunión con una responsable de innovación de una gran empresa. En el trascurso ha surgido una reflexión, y es que en general los departamentos de innovación no son todo lo innovadores que deberían, de hecho, en mi experiencia profesional los departamentos de innovación son los que muchas veces frenan los procesos de innovación.

La pregunta es: ¿porqué?

Nuestra reflexión ha sido que la razón fundamental es que innovar es arriesgar, y en las organizaciones se premia el éxito y no el fracaso. Seguro que un innovador fracasa más que uno que no lo es, y por tanto su trabajo en la organzación se hace mas difícil. Cada vez que propone una idea seguro que en el comite de dirección le dicen:

  • Pero que locura.
  • Otra de las tuyas
  • etc.

Si el responsable de innovación estuviera seguro de que es un éxito (al 100%) entonces no sería innovación, todo el mundo lo estaría haciendo.

Esta idea no es nueva, el libro The Innovators Dilemma ya explicaba muchos de estos fenómenos.

Yo solo quería rendir un pequeño tributo a los departamentos de innovación de las grandes empresas, ellos comparten la pasión por innovar que yo llevo dentro, pero en un entorno que se lo hace muy difícil.  Quizás por eso se está poniendo de moda la innovación abierta.  Quizás por eso ideas4all esté teniendo al acogida que está teniendo en las empresas.

Un buen ejemplo lo puedes encontrar en esta historia que simpre me ha gustado mucho:

Un grupo de científicos colocó cinco monos en una jaula, en cuyo centro dispusieron una escalera que llevaba a un racimo de bananas, de manera que, cada vez que uno de los monos trepaba por ella para alcanzarlas, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que quedaban en el suelo.

Después de algún tiempo, cuando alguno de los monos intentaba subir los demás lo molían a palos, hasta que llegó el tiempo en que ninguno de los cinco se atrevía a ceder a sus instintos, a pesar de la tentación de las bananas.
Entonces, los experimentadores substituyeron a uno de los monos por otro novato que, como es de imaginarse lo primero que trató fue de trepar por la escalera, acción que le fue impedida por los cuatro antiguos, que lo bajaron a la fuerza y le propinaron una paliza, la que siguieron administrándole cada vez que al mono advenedizo lo intentaba, hasta el día en que, aprendida la lección, no quiso subir más.

Logrado lo anterior, un segundo mono de los antiguos fue sustituido. Ocurriendo lo mismo con la participación entusiasta del primer novato. Y así un tercero y un cuarto, hasta que del grupo de los cinco primeros no quedó ninguno.
Los científicos quedaron entonces, frente a un grupo de cinco monos que, aún cuando nunca habían recibido un baño de agua fría, continuaba golpeando a todo aquel que intentaba llegar a las bananas.

Llegaron entonces a la conclusión de que, si a los monos se les preguntara el porque de su conducta a todas vistas antinatural y les fuese dado responder, la respuesta sería, sin lugar a dudas, “no lo sabemos. Aquí las cosas siempre han sido así”.

Por cierto lo he sacado de aquí, una interesante página sobre innovación que merece la pena leer.

La espiral del silencio

De la Wikipedia:

La Espiral del silencio es una teoría de ciencias políticas y comunicación propuesta por la politóloga alemanaElisabeth Noelle-Neumann. La teoría declara que es menos probable que un individuo dé su opinión sobre un determinado tema entre un grupo de personas si siente que es parte de la minoría, por miedo a la represión o aislamiento por parte de la mayoría (Anderson 1996: 214; Miller 2005: 277).

He participado en varios eventos en los que te dan ganas de compartir con los demás, que el ponente es un desastre o que menudo morro tiene, o que ya le vale venir a contar eso. Nunca o casi nunca nadie dice nada. Yo no entendía porque pasaba, hasta que Jaime Estevez me habló de la Espiral del silencio.

Supongo que si en medio de una charla tuiteas que no estas de acuerdo, o que vaya morro, el resto de la audiencia va a pensar que eres un maleducado, o envidioso, o vete tu a saber.

No tengo muy claro que eso tenga arreglo. Probablemente seguirá pasando y todos seamos victimas de la Espiral del silencio. Siempre me ha parecido que decir lo que uno piensa de verdad aporta mas valor que lo contrario, pero debo ser de los pocos que así lo piensa.

El otro día felicitaba a Ana Maria Llopis por la presentación que hizo en la Fundación telefónica, la dije que me pareció innovadora, y ella no me tomo en serio. Nos hemos acostumbrado a que siempre todo el mundo nos  felicite que ahora ya no tiene importancia, en le fondo sabemos que la mayoría de las felicitaciones son solo formas correctas.

A me dan siempre mucha (pena/rabia/…. no se muy bien que decir) los mails que se envían a todo el mundo felicitándoles por su excelente trabajo, cuando la mayoría de las ocasiones no es excelente.

Es verdad que las formas son relevantes, pero yo me quedo con el fondo.

La adaptación estrategia de éxito. ¿Y qué?

El mundo es claramente de los que saben adaptarse, ya lo dijo Darwin.

En la red esto es más así que nunca, en general la mejor estrategia es la adaptación.

Pero yo quiero decir que esa estratégia, aunque con mérito, no merece mi admiración. A mi me producen admiración los que tienen su propio punto de vista, los que no se adaptan, los que apuestan y defienden su visión en contra de todos.

Son ellos los que cambian la sociedad, los que la mejoran, y los que consiguen que luego los demás quieran adaptarse. Todos los grandes cambios y avances de nuestra sociedad se han producido gracias a los que no se adaptaban, a los que tenían una visión diferente.

No quiero decir que no me parezca bien los que montan negocios de éxito adaptandose a lo que el mercado y los demás le indican, pero par mi tienen mas mérito los que rompen, los que hacen algo diferente y defienden su punto de vista.

Desde aquí mi admiración a los auténticos innovadores.

Emprendedores y éxito.

Llevo tiempo dándole vueltas al tema del éxito de los emprendedores. Algunos de los «grandes» (sic) bloggers de este país hablan de éxito referido a los emprendedores cuando han conseguido vender su proyecto a una gran compañía.

Es posible que eso sea un éxito económico, pero para que yo lo considere éxito hacen falta muchas mas cosas, o mejor dicho lo de vender tu proyecto puede ser un éxito solo si hay mas cosas en la mezcla.

A todos los que han vendido sus proyectos les haría alguna pregunta mas como:

  • ¿Pasados un par de años el que compro volvería a hacerlo? O tiene que hacer un write-off brutal, porque no era bueno lo que se vendió, sino «tonto» el que compraba.
  • ¿Volvería el que compro a comprarle otra empresa al que vendió?
  • ¿Cuanta gente volvería a trabajar con el que vendió? ¿Es capaz de mantener gente a su lado?
  • ¿Porqué has vendido tu proyecto? ¿Es que no sabías seguir adelante?

No respeto (quiero decir con admiración) las empresas hechas para ser vendidas, no creo en la especulación, no me produce admiración. Está bien lo de ganar dinero, pero las empresas y emprendedores que admiro, no lo hacen por dinero, no es su motivación.

Si el dinero es tu motivación, hay otras maneras mas seguras (beneficio x probabilidad) de hacerlo.

Admiro a los emprendedores capaces de generar valor, y no solo para sus accionistas, empezando por la gente que trabaja con ello, los que invierten en sus proyectos.

Supongo, que alguien me dirá dentro de poco: «Es que no estas en el mundo», pero bueno hace muchos años que me lo dicen.